El hilo que une el póker y Wall Street

Brandon Adams, profesor de finanzas del comportamiento en el departamento de Economía de la Universidad de Harvard, afirmó hace una década que los jugadores profesionales de póker eran los mejores candidatos para los puestos de trabajo de Wall Street. Según su opinión, los jugadores del juego de cartas tienen el talento y la disciplina para sobrevivir a un sistema tan complejo como es el mundo del póker, por lo que también tienen las habilidades necesarias para hacerlo bien en el mercado de valores. La disciplina, una toma de decisión rápida bajo presión o el autocontrol son algunas de las cualidades que definen tanto a un buen trader como a un jugador profesional de la élite del póker.

El póker y las finanzas son dos mundos que se entrelazan habitualmente. Wall Street se ha fijado en los jugadores de póker durante los últimos años para contratar nuevos traders. Uno de los casos más recientes y llamativos es el de Vanessa Selbst, la jugadora que más dinero ha ganado en la historia del juego de cartas. Hace un año, la estadounidense decidió cambiar sus interminables horas en las mesas de juego recorriendo los principales casinos del mundo por una mesa de escritorio en el segundo piso de un edificio suburbano en Westport, ubicado en el estado estadounidense de Connecticut. Un edificio donde se encuentra Bridgewater Associates, una de las firmas de fondos de inversiones más importantes de Estados Unidos para la que Selbst trabaja desde el otoño de 2018.

Vanessa Selbst afronta esta nueva etapa en su vida como un desafío intelectualmente estimulante después de 12 años de carrera como jugadora profesional. Un trabajo con un horario fijo de 9:00 a 17:00 horas que, a diferencia de los continuos viajes que tenía que realizar en el póker, le permite disponer de más tiempo libre para estar pendiente de su familia, su principal objetivo vital. Sin embargo, la estadounidense ganaba tres veces más de dinero por un tercio de la cantidad de tiempo mientras se dedicaba al juego de cartas. Un sacrificio que ha tenido que realizar para ganar una mayor estabilidad en términos de calidad de vida junto con su esposa, Miranda Selbst. Un nuevo reto profesional en el mundo de las inversiones que sigue compaginando con su gran pasión, el póker.

Subir