Visión Argentina Del Fenómeno Del Póker

El repiqueteo de las fichas. Eso es lo primero que llama la atención. Es lo que acompaña la adrenalina que se siente en el ambiente. Tan particular, tan preciso. De plástico, redondas, suben y bajan, se mezclan, hacen piruetas entre los dedos de los jugadores y chocan contra la mesa. Ese sonido es el que indica el inicio del juego. Comenzó la partida en vivo (como le llaman a jugar en mesa) y con ella arrancó un nuevo torneo de póker que recorrerá el mundo a través de las pantallas de televisión. Millones de televidentes lo verán. El póker, con su versión Texas Holdem, saltó la barrera del garito para convertirse en un boom que, como predicen, será muy difícil de detener.

La burbuja explotó primero en los Estados Unidos. Para citar un ejemplo del fenómeno, las Series Mundiales en Las Vegas tienen una audiencia superior al hockey. Más tarde cruzó el charco rumbo a Europa, y en Latinoamérica y en especial en la Argentina, hace un par de años que ya está haciendo ruido. Mucho.
"Podríamos decir que es una de las tantas modas que nos llegan tarde. El póker en EE.UU. explotó en 2004 y 2005, y llegó a su pico de popularidad en 2006", señala Brian Saslavchik, coordinador de la revista especializada "Card Player". Pero, como tantas modas, no porque llegue retrasada pierde su fuerza. A medida que va creciendo la popularidad del póker, más gente quiere jugar en línea, ya sea como amateur o de forma profesional, haciendo del juego su oficio y medio de vida.
Saslavchik arriesga su teoría: "El crecimiento se debe a una gran inversión de los dos sitios de póker online más grandes del mundo: PokerStars y Full Tilt. Ambos tienen programas en canales deportivos (y publicidades en ellos), tienen jugadores argentinos esponsoreados (Leo Fernández y Nacho Barbero en el primero, y Damián Salas en el segundo), y organizan torneos".
Para Nahuel Ponce, periodista especializado en póker de ESPN, esta euforia por el juego se debe a la combinación de tres factores. "La difusión por televisión, lo cual genera la ilusión de hacerse rico y famoso rápidamente. La combinación de juego social con la competitividad de un deporte, y el hecho de que se juegue online le dio volumen y empezó a generar pozos millonarios".
NÚMEROS
Para dar una idea del fenómeno basta una muestra. En las horas pico Full Tilt puede tener de 6.000 a 10.000 jugadores entre torneos, juegos cash, sit and go, juegos de póker gratuitos, entre otros. La sala más grande del mundo (PokerStars) tiene 45 millones de jugadores en línea. En la Argentina hay 1.500.000 de jugadores y se disputan torneos gratuitos a toda hora: empieza uno por segundo.
"Evidentemente, el gran interés de participar en un torneo de póker son los premios, pero la realidad es que ninguno de los jugadores tiene el dinero en su mente, las fichas son un instrumento de la estrategia del juego, lo que se utiliza para poder jugarlo. La adrenalina, la intensidad, y la dificultad de las decisiones que hay que tomar en este juego son iguales de complejas con o sin dinero desde el punto de vista de la interpretación de lo que está sucediendo", clarifica David Carrión, presidente del Latin American Poker Tour (LAPT).
VARIANTES
Si bien hay varias modalidades, el que hace furor es el llamado Texas Holdem, donde se juega con dos cartas en mano y cinco que se van dando vuelta en el paño, éstas se llaman comunitarias, ya que están a disposición de los integrantes de la mesa para formar su mejor mano. Dentro de los torneos hay distintas modalidades: por la cantidad de jugadores sentados en una mesa, la cantidad de mesas, los niveles, las ciegas, etc. Y también hay diferencias entre los torneos y las mesas cash o "vivas", que son aquéllas donde se juega por dinero real.
Y no sólo hay diferencias en el tipo de torneo, también en el perfil de los jugadores. En el póker hay dos mundos, el virtual y el real. En ambos casos, se estima que el 90 por ciento de los jugadores son hombres. En el mundo online los jugadores tienden a ser jóvenes, menores de 30 años, en su gran mayoría solteros. "Hay de todo, hay mucho geek, ex jugadores de ajedrez, de videojuego de estrategia, de Magic", agrega Ponce. "En el vivo, como en la calle, hay de todo, desde chicos de 18 años recién cumplidos que juegan online y clasifican para los torneos, pasando por tipos de 50 años que jugaron el póker de 5 cartas toda su vida, hasta mujeres de 40 que aprendieron viendo jugar a sus maridos", explica Saslavchik.
Otra de las ventajas de jugar online, y que también explica el boom, es la posibilidad de ser anónimos y jugar en igualdad de condiciones, más la poca importancia que tiene la edad (a partir de los 18). El premio de los torneos varía según el monto de la inscripción y la cantidad de jugadores. En la última Serie Mundial de Póker, el campeón, Jonathan Duhamel, cobró casi 9 millones de dólares.
En la Argentina hay opciones para todos los bolsillos. Desde entradas de 120 pesos hasta 2.500 dólares en las etapas del LAPT. "Mundialmente, hay una tendencia a generar torneos muy costosos de hasta 250 mil dólares de inscripción. Y el torneo de la serie mundial que se ve por ESPN, el más prestigioso y grande del mundo, tiene un costo de inscripción de 10 mil dólares", detalla Saslavchik.
MÁS QUE AZAR
Entre los jugadores más avezados, hablar de póker como juego de azar puede sonar mal. "Esto es un deporte", dicen muchos. "Es un juego de estimaciones, y realmente ha demostrado que puede ser un evento televisado, que puede crear una dinámica, una excitación alrededor de ello, todo esto se conjuga y creo que ya ha adquirido el concepto de deporte", se explaya David Carrión.
Leo Fernández, capitán el equipo argentino de PokerStars, da su opinión: "Creo que es un deporte, porque para que una actividad sea un deporte tiene que haber federaciones, tiene que haber reglas, se tienen que dar torneos, y eso en el póker también existe. Luego está la actividad física, ya que la actividad mental también se considera una actividad física, como, por ejemplo, el ajedrez, y me parece que estaría bueno que se incluya en los Juegos Olímpicos".
Desde abril de 2010 la Federación Internacional del Póker (IFP) fue aceptada como miembro de la Asociación Internacional de Juegos Mentales (IMSA, por sus siglas en inglés), que está integrada por el ajedrez, el go, el bridge y las damas. Un paso fundamental para que el mundo vea al póker como un juego de estrategia, habilidad e inteligencia. Además, con este reconocimiento, será uno de los juegos que formarán parte del Mundial de Deportes Mentales que se llevará a cabo en Londres 2012.
El hecho de su masividad cambió el concepto que traía aparejado este juego. "Antes, jugarlo lo volvía a uno malo. Mi suegra decía, cuando me iba a casar con mi esposa: ‘Ay, mi hijita, él es una bellísima persona, es ingeniero y todo, pero téngale cuidado, es jugador’. Y ahora, quiere que le enseñe a mi hija, así cambió el mundo", relata Humberto Brenes, un jugador profesional de este deporte, con varios torneos en su haber. "Mis habilidades en otros deportes son limitadas, como en el fútbol, pero en el póker me refugié en los números, y toda mi competitividad me ha salido aquí", aclara este costarricense, que actualmente vive en Miami, y que es apodado "The Shark" (El tiburón) por su juego agresivo. En lo que va del año ya lleva ganados unos 230 mil dólares.
Para jugar hay que tener un set de habilidades básicas, como memoria para recordar, el buen manejo de las matemáticas, y sobre todo la adaptación de estrategias frente a los diferentes rivales. David Carrión resume la dinámica: "Al igual que el ajedrez hay una serie de aperturas básicas, y de responder a los contraataques, pero luego viene la experiencia, es un deporte de saber adaptarse a cada tipo de rival. Habrá días en que la suerte sea un 0% y otros un 20%, pero no creo que más que eso, igual que en un torneo de golf una pelota se desvíe hacia la derecha o la izquierda. Pero, a largo plazo, siempre es el que va a ganar es el mejor jugador".

Fuente:www.elargentino.com

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