El «slowplay», o jugar manos muy fuertes apostando pequeño para atrapar al rival puede ser un error muy caro.

Muy a menudo vemos como jugadores que ligan manos fuertes acaban ganando botes pequeños o medios con ellas por haberlas jugado tratando de engañar al rival jugándolas despacio. Incluso, a veces, una mano débil les lleva a ganar un bote gigantesco porque no le hicieron pagar lo suficiente para ver la siguiente carta.
Cuando jugamos una mano despacio, hacer crecer el bote se hace más difícil. Además, las apuestas grandes en las últimas rondas de la mano son mucho más amenazadoras para el rival que las apuestas o subidas en el flop. Y por último, pero no menos importante, el hecho de jugar nuestras manos fuertes así hace que, contra cualquier rival observador, intentar un farol sea una locura. Al fin y al cabo, si vamos a hacer slowplay con todos los tríos en una mesa As7c2d, ¿con qué mano fuerte le vamos a subir en el flop?